lunes, 22 de septiembre de 2008

Caperucita y la maldición del lobo feroz

De madrugada mientras conbebía en el bar de siempre, recibí un mensaje al celular del hombre con quien llevo alrededor de 3 meses conociendo y 2 semanas sin ver hasta ese día, su mensaje era simple: “Sabes una cosa niña, me ganas, ojala te vea mañana. Un Beso.”, mi reacción no fue tan simple; por un lado sentí ese piquete de triunfo personal que se siente cuando sabes que has vencido una batalla por más pequeña que sea contra el oponente grande y fuerte, y has vencido no por tu incalculable fuerza y superioridad, sino por saberlo manejar. Por otro lado me ilusionó saber que se abría la posibilidad de verlo al día siguiente y continuar con las negociaciones o lo que es lo mismo, continuar jugando al innegable y ancestral jueguito del “estira y afloje” que le da sabor al caldo de las relaciones y es básico para cualquier romance.

A este personaje lo denominaremos como el Señor Sonrisa, a quien conocí aproximadamente como 6 meses atrás en el festejo de cumpleaños de la Niña Sueña, no supe de él por los siguientes 3 meses para reaparecer como un buen amigo que a fuerza de presencia y mimos se está ganando el corazón de la Caperucita. Si bien hasta hace poco no era considerado como el candidato más fuerte, las bajas de unos y el ego de los otros había puesto a Sr. Sonrisa en el primer puesto del Top Ten.

Pues bien, mi respuesta al mensaje fue que esperaba que al referirse a “mañana” quisiera decir en unas horas, puesto que era de madrugada y las primeras horas del nuevo día ya habían transcurrido, y así fue, a la tarde siguiente, lo tenía tocando el timbre de la casa mientras convalecía mi dominical cruda en pijama. La Niña Sueña siempre prevenida y en pants corrió a abrirle la puerta, mientras yo corría al otro extremo de la casa para meterme a la regadera.  Después de 20 minutos (rompiendo mi propio record en lo que a arreglo personal se refiere) reaparecí en escena bañada, perfumada y hasta con la pestaña enchinada. La siempre prudente Niña Sueña realizó un acto de desaparición digno de cualquier mago.

El Sr. Sonrisa me saludó y me invitó a comer, cabe hacer mención que hasta ese domingo las negociaciones entre el Sr. Sonrisa y una servidora habían llegado a poder chuparnos la boca como ventosas y uno que otro acercamiento cachondo, sin mayores avances, bajo este entendido iba directamente a besarlo cuando él decidió que siempre no, solamente espetó: “en el camino hablamos”. El no tener control de la situación me puede dejar verdaderamente afectada, sin embargo después del recuento mental de mis acciones de embellecimiento con el objeto de verificar que su negativa era por razón distinta a que por la prisa hubiere olvidado lavarme la boca y consecuentemente me oliera el hocico a cloaca, deseché tal riesgo ya que por el contrario, mi boca emanaba aroma a menta (pasta de dientes), así que puse mi cara de jugador de poker (inmutable hasta el final) y me subí al coche.  En el camino el Señor Sonrisa argumentó en su defensa: “Perdón Caperucita, no te estoy rechazando, pero en el tiempo que no nos hemos visto he meditado mucho y sinceramente quiero hacer bien las cosas contigo”, posteriormente mientras continuábamos en el camino al restaurante tuvo a bien darme una cátedra sobre sus reflexiones de lo que es, lo que no es, lo que quiere llegar a ser y lo que él tiene que arreglar en su vida, en aspectos familiares, laborales e internos, todo lo anterior con el objeto de dirigirse a ser la persona que “quiere ser” y dentro de esto que “lo que tenemos” no sea solo pasajero. Insistió durante la comida (la cual me supo a cartón, gracias a la plática con Sr. Sonrisa), que está trabajando para arreglar las cosas de su mundo antes de continuar las negociaciones conmigo, que no es su intención lastimarte y por consiguiente quería ir más lento.

Debo decir que mi primer reacción ante la letanía del Sr. Sonrisa fue de enojo, es decir, él tomó una decisión que en el mundo ideal se debe tomar por 2 personas puesto que afecta a 2 personas, sin embargo, mi enojo fue mutando a tristeza sin abandonar en ningún momento el pensamiento de “la volví a calabacear, ya debería tener doctorado en esto de joder relaciones”.

Para la noche, después de la comida, platica vana, abrazos afectuosos que no sabía cómo corresponder y una que otra risa, llegamos a la casa donde antes que se despidiera logré sincerarme mientras lo abrazaba con el siguiente discurso: “Te agradezco que quieras intentar protegerme, pero no me puedes proteger de mis propios sentimientos, yo ya elegí quererte a ti, elegí que quiero intentarlo contigo, quiero cuidar de ti y que me cuides, quiero ser parte de tu vida y que tú seas parte de la mía. Yo ya escuché toda la tarde los motivos por los cuales quieres replantear tu vida, me parecen perfectos si esos cambios te hacen sentir bien, pero no puedes protegerme de mi misma, así que esto es lo que yo te ofrezco, si lo quieres aquí estaré, no sé por cuanto tiempo, pero espero sea suficiente para cuando hayas terminado de arreglar tu mundo y hayas tomado las decisiones que debas tomar”. Cuando terminé de hablar me despegué del abrazo y vi sus ojos llenos de lágrimas y con la voz entrecortada solo pudo replicar: “Caperucita, me has dejado sin palabras y con muchas cosas que pensar”, en ese momento entendí el efecto de mis palabras no en él, sino en mi, es decir, lo que le dije escapó de mi boca y de mi corazón, me percaté de los sentimientos que han ido creciendo por él y la zozobra que me da saber que el momento en que soy capaz de reconocerlos es cuando se diluye la posibilidad de una relación más formal con este hombrecín. Me cacho!

Este domingo perdí el control de la situación que pensé manejaba como toda una profesional, y esto me conflictua hasta el punto de hacerme hiperventilar, ¿en qué chingado momento volví a meter las 4?, me queda claro que mi cuento sigue con la maldición de no tener su lobo feroz.

4 comentarios:

Profana dijo...

Primer comentario de muchos! Yuhuuuuu!

Primeramente, la más cálida bienvenida a este mundito virtual que termina siendo parte importante de nuestra vida real.

Entrando en materia. No entiendo por qué a veces los hombres quieren tener todo tan perfectamente controlado como para dejar entrar a alguien en su vida. Los problemas o cosas que probablemtne no nos gusten siempre serán parte de la vida. Es precisamente el hecho de que nuestra vida (y nosotros mismos) no seamos perfectos lo que hace tan importante que alguien nos quiera, porque nos quiere con y a pesar de esas "fallas".

Por otro lado, es bien cierto que el estira y afloja es, en ocasiones, una parte básica de que las relaciones "cuajen". Pero también creo que es admirable poder ser sinceros en cuanto a lo que uno siente (cosa de la que personalmente carezco definitivamente).

Cuál es tu ventaja ahora? Su reacción. Quizá ahora más valga aplicar la clásica "mejor aquí corrió que aquí quedo" o puede ser todo lo contrario y dar ese empujón que le haya acomodado las ideas. Eso lo determinarás tu.

Lo que sí, es que si esas palabras te salen así nomás del corazón, debería sentirse afortunado por lo que provoca en tí.

Un gran abrazo

Rafael Merino Isunza dijo...

Uff qué tema…, podemos teorizar y eternizarnos en él buscando una respuesta que acalle nuestra angustia, pero al final del día lo único que cuenta es lo que ha sucedido como experiencia, pues esto evidencia que no tenemos control de nada y simplemente hay que vivir y sentir al paso de como van sucediendo las cosas; creo yo.

La niña Fonema dijo...

El caso es dejarse sentir. En eso le llevas ventaja, así que tiene razón: "le ganas". Nomás póngase buza, usted que ya es caperuza, y como dice mi padrino: "no te pongas triste, ponte lista..."
besos y qué bueno que ya abriste el changarro

Allan York dijo...

Mi querida Caperucita

Jodida la vida! Aguas con El Señor Sonrisas, por que todo indica que tiene el perfil de un perfecto manipulador.
En el mundo real, las relaciones de pareja se toman de 2 (vaya pleonasmo) Jodida la vida, por que existen ciertos seres que tienen tantos pedos en sus pequeñas mentes que sus cabezas se empiezan a inflar como globos de cantoya.

Ahora vamos al punto, el amor es sencillo. TE QUIERE O NO. En este caso... este señor o:
a) se esta haciendo el interesante
b) tiene un pedo no resuelto (llamese Edipo, ex vieja o sentimientos de culpa)
c) le esta poniendo mas verbo que huevos...

Consejo: desaparecete un rato, si al Mr Smile, le interesa, te buscará sino... tan sencillo pero dolorasmente aplica el remedio de la abuela (es como la pomada de la Campana pero mejorado jajajaja)
¡A LA CHINGADA CALABAZA!